jueves, 16 de mayo de 2013

Solomillo Wellington

Hoy una entrada con nombre pedante: Solomillo Wellington. En resumen, el solomillo Welllington es un solomillo de cerdo envuelto en hojaldre. Luego debemos rellenar el hojaldre y acompañar el solomillo con los ingredientes que mas nos apetezcan, aunque parece que hay dos ingredientes que hay que usar si o si en la elaboración de este plato: Bacon alrededor del solomillo y una capa de paté sobre el hojaldre.

Según parece, el primer duque de Wellington fue muy fan de preparar el lomo de buey o ternera con una capa de paté y envuelto en hojaldre. A partir de aquí, se suele denominar Wellington a toda elaboración culinaria, que utiliza el hojaldre para envolver carne o pescado. Además del lomo de buey, podemos cocinar el solomillo de cerdo, las salchichas, el salmón o el cordero al estilo Wellington. Imaginación.

Yo he realizado finalmente dos intentos hasta que he tenido un resultado mas que aceptable. En el primer intento aunque visualmente el resultado fue bueno, no sellé bien el hojaldre y el solomillo expulso los jugos fuera y mojó el hojaldre por la parte inferior. Quedó muy blando y se partía mal. Quedaba desecho al partirlo. Os pongo una foto. Luego os explico los ingredientes, porque hice dos variaciones.

Uno con cebolla caramelizada y el otro con queso y champiñones.
Los dos solomillos llevaban bacon y paté, pero uno de ellos tenía cebolla caramelizada y el otro queso emmental y champiñones. Los dos estaban muy buenos, pero el problema que tuve fue estético, pues se deshacían al haber expulsado uno de ellos los jugos durante el horneado. Quedo el hojaldre muy húmedo.

Me voy a centrar en el solomillo Wellington que tenía cebolla caramelizada.

Ingredientes:
1 solomillo de cerdo. Mejor si es ibérico.
1 lamina de hojaldre.
1/2 kilo de cebollas dulces.
1 tarro de paté a la pimienta.
10 lonchas de bacon.
Azúcar moreno.
Vinagre de módena.
1 huevo
Sal y aceite.

Primero hay que caramelizar la cebolla. Para ello, hay que trocear la cebolla en juliana, y poner en una sartén con un fondo de aceite. Cuando la cebolla comienza a transparentar, añadimos dos cucharadas soperas de azúcar moreno y una cucharada de postre de vinagre balsámico de módena. Además una pizca de sal. Dejamos que se poche a fuego lento, hasta que se reduzca la cebolla a un volumen de aproximadamente un tercio. Tiene que quedar muy espesa la cebolla y con su característico color marrón oscuro. Reservamos.

Lo siguiente es "sellar" el solomillo para evitar que expulse excesivos jugos durante el horneado. Para ello freímos el solomillo en una sartén con poco aceite, hasta que este totalmente hecho por su exterior. Este paso es importante, porque como os comente anteriormente, si el solomillo expulsa excesivo jugo durante el horneado, va a mojar el hojaldre y en vez de crujiente, nos quedará una masa húmeda un tanto siniestra. Una vez sellado el solomillo lo reservamos. Salamos el solomillo mientras se fríe.

Ponemos la lamina de hojaldre en la encimera, y sobre ella depositamos las lonchas de bacon de manera que van a abrazar al solomillo. Sobre el bacon ponemos una capa generosa de cebolla caramelizada y sobre esta capa el solomillo. Sobre el solomillo ponemos una capa de paté a la pimienta que también sea generosa y primero cerramos el bacon alrededor del solomillo, y después cerramos la oblea de hojaldre, sellando bien para que los jugos que puede expulsar durante la cocción el solomillo no salgan fuera del hojaldre. Cortamos el sobrante del hojaldre y hacemos tiras para adornar el Wellington. Hay que pincha el hojaldre con un tenedor para evitar que la masa de hojaldre crezca excesivamente.

Batimos el huevo y pintamos el solomillo Wellington para que al hornearlo se dore. Precalentamos el horno a 200 grados y dejamos que hornee el solomillo durante una media hora. Retiramos y listo para servir. Hay que tener cuidado al partir las raciones para que no se nos deshaga el conjunto.

Os pongo a continuación fotos de este segundo intento, que como podréis apreciar parece que mejora respecto al primer intento.


Aprobado alto en presentación.

Mala pinta no tiene.
Es un plato laborioso, pero el resultado es bastante espectacular. Además podemos usar la imaginación para probar distintos rellenos y acompañamientos. Voy a realizar una nueva tentativa con salchichas, para así hacer los típicos saladitos que venden en muchas reposterías.


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